La mochila de Juan Cascant

 

Texto: Iza Święcicka; Fotografías: J.V. Rodríguez

La mochila de Juan Cascant, bodeguero de Celler la Muntanya y creador del proyecto de las microviñas, está llena de ideas. Pero como él mismo matiza “uno abre las tendencias sin querer” y reconoce que “se están haciendo algunas cosas porque, en un momento dado, alguien dio la idea”. Y detrás de cada una de éstas, como asegura Juan, siempre hay personas.

Como recuerda el bodeguero, el primer paso que se dio para hacer vino fue encontrar los viñedos, “ya que si se plantaba desde cero no se iba a tener vides propias hasta pasados dos o tres años”. Su mirada se dirigió a los viñedos antiguos de la zona de Beniarrés, Agres y otras poblaciones de la comarca cercanas a Muro de Alcoy. “Al querer trabajar con viñedos antiguos empezamos a levantar el ánimo de la gente, que los tenía abandonados”, recuerda Juan.

«Conseguir un mundo nuevo desde nuestras raices», toda una declaración de intenciones que adorna la fachada del Celler la Muntanya en Muro de Alcoy.

Siguiendo las indicaciones del libro Como hacer un buen vino, junto con su amigo Toni Boronat, comenzaron a aplicar los conocimientos adquiridos a la realidad. Con la apuesta por usar viñas viejas, ambos se unieron al concepto de regeneración del paisaje, sin saberlo. “Un día llegó Joaquín Araujo, naturalista y presentador de documentales en RTVE, y nos explicó que lo que estábamos haciendo era recuperar el paisaje, y metimos esa piedra a la mochila”, recuerda Juan.

La siguiente aportación que recogieron los bodegueros vino dada por Joan Jordà, un poeta de la zona, que les dio a conocer la existencia de una gran cantidad de obra poética relacionada con el vino de esas tierras. Gracias a él, también se recuperaron algunos versos como estos de Joan Valls: La verema es apunt, beurem el vi novell i en asserenarà tanta foscor anímica, tindrem Llum al instant, al cervell i a la sang i una calentoreta de caliu casolà. Este vínculo entre el vino y el arte provocó la creación de la Associació ElViArt y otra piedra cayó a la mochila, “el concepto del arte en el trabajo vitivinícola”, matiza el bodeguero. Como consecuencia de ello, con Joan Jordà, se editó el libro de poesía El Tast de la Terra.

Arte, ecología, sostenibilidad, custodia del territorio y regeneración del paisaje, entre otros, son valores que Juan Cascant y el resto de miembros del Celler la Muntanya aportan al vino que elaboran.

Otro concepto que enriquece y define el trabajo de los bodegueros del Celler la Muntanya es la custodia del territorio. Este término está defendido por Avinença,  un movimiento altruista que actúa sobre las parcelas para recuperar su biodiversidad. “Uno no puede proteger un pájaro, que necesita vivir en un determinado lugar, si para eso se tiene que eliminar al agricultor. Hay que  buscar herramientas para lograr un equilibrio, donde el agricultor gane lo  necesario y el pájaro pueda mantenerse allí”, de este modo explica Juan este conocimiento. Y como de costumbre, “escriben un artículo sobre lo que estamos haciendo porque resulta que coincidíamos sin saberlo con esta filosofía, un movimiento muy potente en Europa. A la mochila”, resalta Juan.

A la idea de mantenimiento de la biodiversidad se le une la de conciencia ecologista, presente en todas las etapas de la elaboración de los vinos de Celler la Muntanya. Ésta abarca desde la tierra donde se planta la vid, porque como resalta Juan “el agricultor toma un compromiso con ella”, hasta la creación de una postura ecologista en las acciones de la bodega. Según Carlos Martín Cantarino, investigador del Instituto Multidisciplinar para el Estudio del Medio Ramón Margalef de la Universidad de Alicante, el ecosistema mediterráneo existe porque el hombre lo trabaja, si éste dejase de hacerlo, el ecosistema se convertiría en una selva. “Para nosotros fue un pensamiento revolucionario. Tomamos conciencia de que estamos haciendo una acción ecológica y de que agricultor y ecologista tienen que ir juntos. Una piedra más”, destaca Juan.

Las ideas que lleva asociadas el proyecto de microviñas, permiten la conservación y revalorización de los viñedos antiguos. En la imagen, Juan Cascant en una de estas parcelas recuperadas.

Otro pensamiento que ocupa un lugar en esta mochila, es el de sostenibilidad. “Un día vino a la bodega el que fuera vicepresidente de la Bolsa de Paris, Paco Álvarez, y me dijo que teniamos un proyecto sostenible. Otra piedra a la mochila”, recuerda Juan. “Al final notas que hacemos algo que contiene todas estas esencias, pero que de ninguna de ellas tomamos opción en primera instancia para ponerlas en marcha. Si conseguimos que esta conciencia exista, habrá mucha gente a la que le pasará como a nosotros, que es sostenible, activa medioambientalmente, trabaja la cultura de la tierra y tiene proyectos éticos, pero no lo sabe”, concluye el creador de las microviñas.

La mochila de Juan Cascant está llena de ideas, que vinieron de otros, pero que, como él subraya cuando habla de sus experiencias, “compartiendo, aprendes”. Y aunque este bodeguero las llama “piedras” son unas joyas que enriquecen a las personas y sus vivencias, abren el camino para el conocimiento, para el entendimiento y para el dialogo. En un mundo de economía agresiva, que solo busca los beneficios, él y sus compañeros apuestan por una economía del bien común, que resalta valores tanto económicos, como sociales, culturales y medioambientales. Las ideas de la mochila de Juan permiten a la gente fijar la mirada en la esencia que diferencia a la humanidad de la barbarie.